domingo, 5 de diciembre de 2010

CONSULTAS PSIQUIÁTRICAS INFANTILES E INTENTOS DE SUICIDIOS



HOSPITALES ALASSIA Y MIRA Y LOPEZ



Aumentan las consultas psiquiátricas infantiles y los intentos de suicidio



El fenómeno preocupa a los especialistas. En la mayoría de los casos, la decisión de los chicos no es premeditada. Reaccionan de manera espontánea.



Alerta. El suicidio es la tercera causa de muerte entre los adolescentes y jóvenes que tienen entre 14 y 25 años, según un estudio que se realizó en el hospital Alassia. Foto: Luis Cetraro

Salomé Crespo
screspo@ellitoral.com


La doctora Clara Anzaudo llega a la entrevista pautada con El Litoral y rompe las formalidades del caso con un comentario escalofriante: “Acá estoy, vengo casualmente de darle el alta a una nena que tomó raticida”.



Según estadísticas elaboradas por Anzaudo y Fabio Bastide, ambos especialistas del Hospital de Niños Orlando Alassia, entre 2005 y 2009 asistieron 57 intentos de suicidio. Esto representa un promedio de 11 casos por año. Sin embargo, en noviembre de este año atendieron tres intentos de suicidios de chicos. “La tendencia va en aumento”, dice Anzaudo luego de trabajar durante 10 años en el hospital.



La realidad de la guardia del Alassia tiene su correlato en el consultorio externo del hospital Psiquiátrico Mira y López.


Según los registros, en septiembre de este año atendieron a 180 menores de edad, cuatro de los cuales llegaron luego de haber intentado acabar con sus vidas.

Fueron tres mujeres y un varón, de entre 10 y 14 años. El resto recibió tratamientos por trastornos de conducta, de ansiedad, episodios psicóticos, adicciones y otros.



¿Por qué una niña de 13 años decide terminar con su vida?



Convertirse en un suicida precoz no es una cuestión de clases y no parece ser una tarea complicada si se revisan los casos y las causas.


“La adolescencia es una etapa de crisis en el sentido amplio de la palabra, un momento de cambio, de transición”, definió el psiquiatra infantil Pablo Ferraro, que atiende con otro colega en el consultorio del Mira y López.


Atravesar ese período de la vida en una sociedad existencialista, que obliga al consumo y la posesión, con vínculos familiares frágiles o inexistentes y con una extrema simpleza para conseguir, por ejemplo, psicofármacos, puede tener como desenlace la sala de atención de urgencias del hospital Alassia.



Los especialistas coinciden en que lo que caracteriza los intentos de suicidio en la franja pediátrica es la ausencia de la premeditación, son impulsos que funcionan como un “llamado de atención” al entorno pero con total desconocimiento de la verdadera e irreversible consecuencia.



La mayoría intenta terminar la propia vida ingiriendo psicofármacos (benzodiazepina) o lastimándose luego de una pelea con los padres o amigos. El nivel de reincidencia es muy bajo, lo mismo que la imitación.



Según la doctora Anzaudo, el consumo de drogas también es una de las motivaciones, principalmente en varones. “Sin llegar a convertirse en una adicción, probar marihuana o alcohol es una de las aproximaciones más frecuentes al suicidio o a los problemas psiquiátricos que muestra el consultorio”, precisó Ferraro en el mismo sentido.



Aunque no tengan como objetivo dejar de vivir, hay conductas autodestructivas que silenciosamente pueden desembocar en el mismo lugar. “Hay chicos que estuvieron en terapia por tomar diuréticos por mucho tiempo o hipertensivos, o se enferman de anorexia. Después se avergüenzan o arrepienten”, describió Anzaudo.



Una pastilla para todo



Una y otra vez en la charla con los médicos del Alassia se apunta a los padres de esos niños y adolescentes que intentan suicidarse.


“Lo que ocurre acá también tiene que ver con el efecto que produce la ingesta de drogas y la consiguen con mucha facilidad.


Ven que los adultos no pueden dormir o están nerviosos y toman una pastilla; entonces, cuando se pelean con los padres porque no le compraron un celular mejor, apelan al “pare de sufrir’ y toman lo que encuentran”, relató Fabián Bastide con una serenidad que intranquiliza.


“Vivimos en un contexto anestesiado, empastillado y los chicos no logran elaborar “el mientras tanto’, no se le puede pedir a un adolescentes que no haga lo que aprendió en su casa y por eso lo más común es la ingesta”, reforzó Anzaudo.



Para Ferraro, cuando un paciente llega al consultorio del Mira y López es porque fallaron instancias previas fundamentales: “La salud integra las necesidades básicas y si no están cubiertas no se va a tener una buena salud física y mental”.



A la vez, el refinamiento de los diagnósticos en psiquiatría infantil, la mayor atención de las conductas en la escuela y en el hogar y el cuestionamiento de la idea de “la infancia feliz”, permiten el acercamiento con un problema que preocupa.


Está probado que los niños sufren -a veces más que los adultos- y las consecuencias se transforman en el incremento de las consultas.



Entre las causas que Ferraro encuentra en el consultorio al estrés postraumático, a los trastornos de ansiedad, a las fobias o a la depresión infantil, entre otras patologías, fueron las inundaciones que ocurrieron en la ciudad, el abuso sexual o las separaciones de sus padres.



Vulnerables


Según el estudio de los doctores Anzaudo y Bastide, la tasa de suicidios de chicos de entre 15 y 24 años durante 2003 en Santa Fe fue del 11,6 % por cada 100.000 habitantes.


El suicidio es la tercera causa de muerte en adolescentes.


La investigación fue realizada ante la necesidad de implementar acciones médicas inmediatas, no punitivas y mediatas para un abordaje integral del problema que comprometa a las familias.



EL DATO


Los indicios y dónde se puede pedir ayuda



El intento de suicidio no configura una patología en sí porque en realidad cualquier persona, según lo que le pase en la vida, puede pensar en la muerte.


Hay indicios que aparecen en todas las edades:


baja tolerancia a las frustraciones, dificultad para elaborar conflictos cuando la vida toda es “conflicto”, falta de entusiasmo, fantasías o sueños por cumplir. También cuando no logran elaborar pérdidas.



Para el director provincial de Salud Mental, Gustavo Castaño, “muchas de las personas que deciden suicidarse, en realidad no quieren matarse sino que no pueden seguir viviendo como lo están haciendo y no encuentran el modo de cambiar su vida”.



En ese sentido, Castaño recomendó el estado de alerta en los hogares, en las escuelas y sobre todo, en las guardias de los hospitales “donde muchas veces hay ingresos por autoagresión, golpes o abusos que son tratados como emergencia (curan una herida o suministran un ansiolítico) y no como intentos o causas de suicidio”.



Los padres que descubran en un hijo esos síntomas, pueden recurrir en busca de ayuda al centro de salud más cercano a su domicilio o a las guardias de los hospitales.


A su vez, el funcionario mencionó que el gobierno provincial logró la aprobación de nación de un proyecto para financiar el refuerzo de los equipos de salud mental de las guardias de los hospitales y poder brindar asistencia psiquiátrica o psicológica durante 12 horas los sábados y domingos y seis horas de lunes a viernes.



57intentosde suicidio atendieron en el Alassia entre 2005 y 2009. El 75,44 % de los casos fueron mujeres y 24,56 % varones.



56,92 %de los chicos intentó matarse con psicofármacos, el 20 % con otros medicamentos, el 9,23 % con otros tóxicos y el 13,84 % mediante lesiones autoinfligidas.



7,14 %de los casostenía un intento previo.



La alternativa del “hospital de día”


“Al problema infantil y adolescente el Estado no lo puede contener ni tratar en el ámbito de la salud pública en las condiciones actuales, porque los recursos son insuficientes y la demanda creció exponencialmente”, puntualizó la doctora Albertina Serpa, psicomotricista.



Al incremento en las consultas en el psiquiátrico se le suma la demanda de atención de pacientes cada vez más jóvenes en el “hospital de día” que funciona en el nosocomio.


Se trata de un dispositivo para brindar contención sin internación a 20 pacientes de 18 a 70 años con patologías como psicosis, adicciones, trastornos de personalidad graves, entre otras.


Los pacientes llegan por derivación después de una internación prolongada o por síntomas subagudos. El equipo terapéutico está integrado por un psiquiatra, una psicomotrisista, un terapista ocupacional, una comunicadora, un psicólogo y una enfermera.



“Es una alternativa de tratamiento ambulatorio para quienes tienen síntomas importantes y no se pueden manejar por consultorio externo. Funciona para que no vagabundeen o caigan en la hospitalización completa”, precisó Serpa.



Lo que intenta el “hospital de día” es una reconstrucción de los lazos sociales que los trastornos quebraron. “Necesitamos incluir en el Mira y López una alternativa como el “hospital de día” pero para niños y adolescentes, hoy no existe el espacio para contenerlos y evitar que profundicen sus patologías”, reclamó Serpa.



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