lunes, 21 de junio de 2010

NORMALIDAD SUFRIENTE Y ESTRATEGIAS DEFENSIVAS

"El malestar (sufrimiento) en el trabajo es la percepción que surge cuando la relación del sujeto con la organización del trabajo se bloquea, la cooperación se rompe, la confianza se vuelve imposible y el reconocimiento del trabajo real fracasa.

El sufrimiento aumenta porque los que trabajan van progresivamente perdiendo la esperanza de que las condiciones en las que hoy se encuentran puedan mejorar el día de mañana.

También se exacerba el sufrimiento con lo absurdo que resulta el esfuerzo laboral cuando esto no nos dará a cambio la satisfacción de lo que uno espera a nivel material, afectivo, social y político.


Las "estrategias de defensa" son sutiles y hasta conmovedoras por el ingenio y la diversidad creativa que demuestran.


Pero estas estrategias también ocultan una trampa que puede recaer sobre quienes las usan para lograr aguantar el sufrimiento sin ceder ante él.



Si la normalidad es corriente, no por eso es menos frágil, conquistada en la lucha contra la desestabilización producida por las restricciones del trabajo.


Pero entonces, ¿cómo consiguen los trabajadores no volverse locos?



No gracias a los efectos de un condicionamieno social que sufrirían pasivamente, sino por la implementación activa de mecanismos de defensa, algunos individuales, y otros que se construyen colectivamente y cuyos portadores son los trabajadores.


Ahora bien, ¿a qué se debe tal despliegue defensivo?


Y es que como telón de fondo existe un vínculo de suma importancia entre la economía libidinal de los sujetos y la actividad laboral.



Ninguna otra actividad vital liga al sujeto tan fuertemente a la realidad como la acentuación de un trabajo, que por lo menos lo incorpora sólidamente a una parte de la realidad, a la comunidad humana.


La posibilidad de desplazar al trabajo y a las relaciones humanas con él vinculadas, una parte muy considerable de los componentes narcisistas, agresivos y aun caóticos de la libido, confiere a aquellas actividades un valor que en nada cede.


Las defensas colectivas luchan contra el sufrimiento, pero, a la vez, también están al servicio de la producción.


Esta paradoja se presenta en que si la defensa funciona bien, anestesia al trabajador y le impide repensar y transformar su relación con el trabajo


Por otro lado cuando la defensa deja de ser un medio de lucha y se transforma en un fin en sí misma, como meta o como deseo, ya no es una defensa colectiva sino una ideología defensiva del oficio".





Bibliografía

Curso Superior Universitario en Salud y Trabajo para Delegados Sindicales de la Provincia de Santa Fe. Primer Nivel de Formación. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Rosario. ASYT- Area de Salud y Trabajo. Año 2008. Página 22.-







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