"Evaluación es poder. Todo el sistema educativo descansa sobre una evaluación vertical cuyas víctimas finales son los estudiantes. Y lo evaluado es la capacidad de disciplinarse a un orden que todo lo prevé, que le da a cada quien su lugar. Disciplina que consiste en no preguntar, en no indagar, en no reclamar, en acertar con la respuesta esperada, en memorizar, en hacer gala de cierta verborrea, en no contextualizar, en no mirar nunca hacia el futuro.
Se han hecho muchas experiencias en este sentido: el alumno ideal es aquel que pasa por el sistema (por la vida) como una sombra sin cuerpo, capaz de adaptarse a todo lo que quiera proyectarla. A ése se lo evalúa con grandes cifras y elogios, es una sombra meritoria. ¡Y hay quienes pretenden cambiar la sociedad a golpes de sombra!...
Evaluación es poder. Poder concentrado en unas pocas manos, a menudo sólo en dos. Y el poder tiene sus secretos. Cuando nadie los conoce, cuando te evalúan y no sabes cómo, con qué criterios, vas cayendo en el más terrible mal para cualquier organismo vivo, la incertidumbre." (Prieto Castillo.D.. Manual de diseño curricular para escuelas de comunicación. CIESPAL. Quito. 1988, págs.123,124 y 125).
sábado, 13 de febrero de 2010
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